Los inicios de una disciplina Los estudios de proveniencia de la obsidiana en Arqueología han sido el objeto de una larga tradición por su rol clave en el estudio de las antiguas poblaciones (Poupeau et al., 2014). Presente en un gran número de sitios arqueológicos a lo largo de la Prehistoria, su sello geoquímico virtualmente indestructible y único en cada fuente permite, en efecto, identificar el origen de los artefactos hallados en las excavaciones. Según los datos adquiridos, es posible rastrear rutas de circulación y modos de consumo de esta materia semipreciosa. Jumo con los datos tipo-tecnológicos, que precisan el cipo de objeto y lo reubican en una «cadena operativa» (Leroi-Gourhan, 1971), los análisis de proveniencia nos permiten entender mejor las interacciones entre el hombre, la materia y las fuentes, pero también entre las diferentes poblaciones, sus modos de vida y su evolución económica, social y cognitiva (Luglie, 2012; Freund, 2013; Carter, 2014).